martes, 3 de enero de 2017

Gatos Agentes Secretos

En plena etapa de la guerra fría a algún alto mando de la CiA se le ocurrio que existía la forma de crear el espía perfecto, un agente capaz de entrar en sitios estrechos e inaccesibles, con capacidad para escuchar conversaciones privadas sin ser detectado, imposible de sobornar o comprar, y con una simpatía capaz de enternecer al peor enemigo…..

La CiA pensó en crear el gato espía perfecto!

En un momento histórico donde el dinero no era problema cuando se hablaba de armamento o espionaje lo que parecía una broma del Superagente 86 paso a ser algo real para la CiA en 1961 con el proyecto “Acoustic Kitty” (Gatito Escucha)
La cosa parecía sencilla; Coger un gato, ponerle un micrófono indetectable y meterlo en misiones de espionaje para escuchar las conversaciones en embajadas, agentes del KGB, etc…

El primer problema fue técnico porque para que el micrófono fuera indetectable y funcional tenía que estar en el interior del gato con una larga antena y una batería de la época lo que supone un problema de espacio puesto que los gatos no son animales grandes y en aquellos tiempos la tecnología electrónica no se puede decir que fuera de tamaño reducido.
Finalmente el gato paso por quirófano y se le instalo un micrófono en el interior del pabellón auditivo del animal, conectado a un cable que situaba una pequeña batería en el pecho y una larga antena que recorría toda su columna (posiblemente hasta la cola)


El segundo problema fue que con una batería tan pequeña para la época las conversaciones que se podrían transmitir no podrían ser demasiado largas, pero eso no desalentó a la agencia norteamericana.

Una vez instalado todo el equipamiento técnico se empezó a hacer pruebas con el animal y fue entonces cuando al intentar adiestrarlo se dieron cuenta de que un gato cuando no duerme básicamente se dedica a buscar comida, por lo que se distraía fácilmente antes que seguir las instrucciones de su aprendizaje.
Para solucionar este tercer problema volvieron a enviar el gato a operar para extirparle la sensación de hambre quirúrgicamente, de forma que ahora podría aprender y seguir las ordenes con mayor facilidad.

Una vez operado se volvió a hacer un estricto entrenamiento para conseguir que el gato tuviera los resultados que se esperaban como un autenticó gato espía! Hay que subrayar que a todo esto han pasado cinco años (1961 – 1966) e invertido 20 millones de dólares de la época. Con lo que es de suponer que la presión para obtener resultados era más que evidente.

Había que probar la utilidad del felino y se decidió utilizarlo en un parque frente la embajada Rusa donde según la agencia americana tenían que encontrarse dos agentes del KGB, la misión era sencilla que el gato se acercase a los dos hombres y escuchar su conversación.
Una furgoneta de la agencia soltó el gato espía para que fuera discretamente al parque pero por lo que parece después de tanto adiestramiento nadie se le ocurrió enseñarle a cruzar la calle con el semáforo en verde por lo que un taxi le atropelló mortalmente, siendo así el primer agente felino caído en acto de servicio!

Los agentes norteamericanos de la furgoneta recuperaron rápidamente el gato para no dejar que la evidencia cayera en manos soviéticas y se clasifico el resultado de la misión con el siguiente comunicado: “los factores ambientales y de seguridad que concurren en el uso de esta técnica en una situación real, nos obliga a concluir que para nuestros propósitos no sería viable” o lo que resumiendo seria: "lamentamos el increíble gasto de esfuerzo y dinero pero… un gato es un gato"

Tanto el desarrollo como la puesta en práctica de este proyecto fue revelado al público en el año 2001 después de un proceso de desclasificación de documentos, aunque de forma parcial puesto que todavía se encuentran documentos censurados por la CIA de esta operación.


Pero si alguien piensa que un gato no puede ser útil en plena guerra fría habría que remontarse otra vez a 1961 cuando el embajador holandés Henry Helb era propietario de dos gatos siameses que vivían con él en la embajada de Moscu.

Dichos gatos se dedicaban a poco más que hacer compañía a su dueño, comer y dormir. Pero cierto día los gatos se alteraron y empezaron a arañar de forma reiterada la pared mientras maullaban enfurecidamente, el embajador intento calmarlos pero viendo que la actitud de los gatos no cambiaba decido llamar unos operarios para ver que había detrás de la pared.

Gracias al aviso de los gatos encontraron el primero de hasta treinta micrófonos instalados por el KGB por toda la embajada Holandesa de Moscu. Parece ser que al activar los micrófonos a los gatos les molesto el nivel de alta frecuencia auditiva (los gatos tienen un oído muy fino que es capaz de captar la frecuencia de hasta 25.000 Hz. mientras que los humanos solo llegamos a los 20.000 Hz)

Años más tarde la prensa publicó el intento fallido de los espías de la KGB y cómo dos gatos siameses dieron al traste con una operación de espionaje internacional.



Esta no son las únicas veces que se han usado gatos para la guerra: En el 525 a.c. ocurrió la batalla de Pelusium en el Bajo Egipto, en ella se enfrentaron las fuerzas del rey Persa Cambises II que derrotaron a las del faraón Psamético III. 
Esta batalla fue decisiva para que los persas se pudieran apoderar del trono de Egipto. 
Como los gatos eran sagrados allí (por reverencia a la diosa local Bast), Cambises II ordenó a sus soldados que capturaran gran cantidad de gatos y los lanzaron con catapultas hacia la ciudad. 
Al ver que los felinos corrían peligro de muerte los habitantes se rindieron sin ofrecer combate.

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